La verdad de todo esto es que mi mamá me dijo que yo era una creadora de historias, y yo le creí.
Escribir me alimenta el alma y leer me la tranquiliza. Hablar de temas que me apasionan, me encanta, pero si se trata de mis sentimientos no se me da muy bien, nada más es que le pregunten a quienes me han querido, a quienes he amado y a quienes amo. Es que si no puedo decirlo, pues lo escribo.
Toda la vida he sido una fiel convencida de que en las letras se puede crear esperanza e inspirar acciones.
Acá estamos para olvidar, si es preciso, esta cruda existencia, a amar con ganas, a dedicar escritos con picardía, a perdonar(nos) y a actuar por las cosas en las que creemos.
Sean ustedes bienvenidos, a este espacio tan mío como suyo.